viernes, 27 de marzo de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
Colección de poesía Wallada
TEATRO
Ya no sé, ni como soy
ya no sé, ni como siento
represento mi papel
un papel que no he compuesto
y me siento tan actriz
y tan bien lo represento
que ya no sé, si soy yo
o soy solo un argumento
ya no sé, ni lo que soy
ya no sé, ni lo que siento.
EL MAR ES AGUA
No puedo tenerte mar
cuando alcanzarte pretendo
nada queda entre mis manos
sólo agua entre los delos
¿Cómo retener la noche?
¿Cómo contener el tiempo?
¿Cómo conseguir siquiera
a la gente que más quiero?
Nada tengo entre las manos
sólo aire entre los dedos.
EL MAR
Ella me pregunta:
―¿Cómo es el mar?
Y yo le respondo: azul
―¿Grande?
―Si, muy grande
― Pero no puedo explicarlo
¿Cómo describir el mar
a quién no lo vio jamás?
El mar es… el mar.
LA NADA
Soy hoja que el viento lleva
y la arrastra donde quiere
pero mi otoño no cesa
la primavera no viene.
Soy también como una roca
que ve el mar como la hiere
sin que consiga moverla
ni llevarla a donde quiere.
¿Cómo puedo ser a un tiempo
dos personas diferentes?
¿Cómo puedo ser yo misma
si no soy la misma siempre?
Sólo temo que algún día
buscándome yo no encuentre
ninguna de las dos cosas
y en la nada me despierte.
HABLA, YO TE ESCUCHO
Porque eres tú, yo te escucho.
Porque sé que lo deseas
te atiendo, oigo el rumor
que emite señales nuevas.
No sé casi lo que dices,
tu voz no me llega apenas,
pero sé que emites algo
que me interesa y me llena.
¿Se puede oír a las flores?
¿Se puede escuchar la hierba?
Pues así te escucho yo
y tu voz no llega apenas.
SEPARADOS
―Aquel niño llevaba en los ojos
una historia de tristeza
se le notaba al mirar
una expresión de dureza…
Tenía unos ojos grandes
unos ojos como almendras,
pero nunca decía nada,
cerrada tenía su puerta.
―Oye José, ¿adónde vas?
Mañana ya no habrá escuela
seguro que irás al cine
o quizás ¿una merienda?
―No sé, ni me importa, paso,
que me lleven donde quieran,
no sé ni quién vendrá hoy
a recogerme a la escuela.
Tengo muchas casas ¿sabes?
Más de las que yo quisiera.
―Giró brusco la cabeza
con un exceso de fuerza,
y se perdió en un instante
en una loca carrera.
―Recordé sus ojos tristes
unos ojos como almendras
y pensé que todavía
no había justicia en la tierra.
ESTE ES EL MUNDO
El mundo entero me mira
y yo miro al mundo, a veces.
Él me habla, le contesto
pocos cosas entre dientes.
El mundo ¡quiere comerme!
el mundo quiere que sea
una nada que en su estómago
se deshaga y le recrea.
El mundo quiere engañarme
jurándome que me aprecia,
pero a mí ya no me engaña,
huyo de él porque no crezca.
Relato de Encarna López
Sonaron las campanas…
En el pueblo todos los días sonaban, jamás les hacía caso, sin embargo sin saber porqué, atendí su llamada. Las sentí en el cerebro mientras me vestía mi única camisa blanca, salí a la calle.
La gente del pueblo se dirigía a la iglesia, los seguí.
El día se oscureció cuando empujé la gruesa puerta de madera.
Sentí un leve mareo ¿El olor a incienso?
Las copas de la noche anterior, pensé.
Al fondo del pasillo central, frente al altar, una caja de madera rodeada de flores.
Los metros que me separaban de ella se hicieron eternos. Las oraciones a media voz me producían escalofríos. Cuando alcancé la altura del féretro lo vi, era él.
Anoche cuando le dije que ya no le amaba contestó:
Mañana me verás por última vez.
En un segundo lo comprendí todo, pero ya se había ido.